viernes, noviembre 24, 2006

Mi primer partido


Siempre me he caracterizado por ser un entusiasta, un dinamizador de los procesos en los cuales participo, me agradan las actividades colectivas. En los últimos meses, he sido un acérrimo hincha del equipo de Fútbol sala de mi empresa.

La historia de este pool de deportistas se remonta un par de años atrás, cuando nos invitaron a conformar un equipo para participar en un torneo ínter empresas. Dicho y hecho, seleccionamos lo mejor de nuestra artillería, y asistimos cumplidos a las justas deportivas, siendo el único colectivo sin uniforme. Los muchachos Jugaron el primer partido y perdieron por goleada, en el segundo se desquitaron y devolvieron los goles que ya nos habían empacado. Esta muestra de garra y jerarquía animo al gerente para que patrocinara la uniformada del equipo, pero de nada sirvió porque de ahí en adelante no volvimos a conocer la victoria. Este penoso inicio, demostró que éramos una empresa que se dedica a trabajar y no a jugar.

Este año la historia se repite, pero con la diferencia de contar con sangre nueva, alineando nuestros ingenieros contratados recientemente, los cuales demostraron su talento y excelente estado físico al jugar un torneo contra 25 equipos más. La participación de la empresa en esta competencia, sirvió para integrarnos, distraernos y para hablar de Fútbol. En las primeras fechas, se contaban muchos propios y foráneos para hacernos barra, pero tanto la barra como los jugadores fueron en decadencia y en más de una ocasión tuvimos que jugar con el equipo a medias, teniendo que conseguir reemplazos de última hora. Pese a todo el desorden, este conato nos duro hasta octavos de final.

Quien persevera alcanza, y aunque este año ya se encuentra en su recta final, nuestro glorioso equipo no se da por vencido y ya se inscribió en otro torneo, pero esta vez es diferente porque a petición del público, me encomendaron salvaguardar el arco. ¿Por qué? no lo se, tal vez vieron mi porte atlético, mi liderazgo en la cancha, bueno no se.

La práctica deportiva nunca ha sido mi fuerte, pero este es un reto mas y como siempre no me da miedo intentarlo. Bueno a poner en práctica PNL (Programación Neuro Lingüística), AMP (Actitud Mental Positiva), y a ponerle el pecho a la batalla. Los más solidarios me dan ánimo y me dicen que es fácil, pero los que si han jugado de verdad me dicen:

¿Ya tiene guantes?, porque ese balón pringa sabroso.

  • ¿Rodilleras? porque se le van a pelar las piernas.
  • ¿Y el saco acolchado? Porque los taponazos van al pecho.

No me quedo más remedio que organizar una colecta entre las almas caritativas, pro uniforme del arquero.

Llega el día del debut, la titular del equipo completa, calentamiento de rigor con tiros de todo calibre (sobre el pasto), todo presagia bien, los reflejos responden a las exigencias de los disparos, animo va, animo viene. Aparece nuestro rival, muchachos jóvenes, más pequeños y delgados que nosotros, jugando con un jugador menos. Pitazo inicial, y esos condenados se pasean como pedro por su casa, dictando cátedra de juego, driblando nuestros delanteros, medios y defensas, pateando al arco desde diversas posiciones y distancias.

Resulta interesante la concentración que se adquiere durante el juego, en el momento no se sienten los golpazos, taponazos, y demás magulladuras fruto del apasionado encuentro, por fin entiendo a que se refieren los comentaristas deportivos cuando mencionan “La Calentura” de los jugadores.




El balance final del debut, perdimos 6 – 3. La mitad de los goles fueron culpa mía por la inexperiencia, el temor al balón, la ingenuidad al creer que la bola viene despacio pero que va, el miedo al piso, el no hacer bien los cierres, el no ganarle a los rivales en los tiros de esquina, en fin, el hecho de que aun estoy muy tieso (tiene mas reflejos un gato de porcelana), bueno tengo todo un camino por delante.

Se que me falta técnica, estado físico, pero me sobran ganas, espero alcanzar un equilibrio a través de los partidos.

viernes, noviembre 17, 2006

Pero Llegue ¡ Juemadre ¡

En recientes días he recibido comentarios de todo tipo acerca de los escritos de este blog, en buenos términos me han dado garrote por ser demasiado patriota, por utilizar lenguaje muy común y no explorar mas el rico castellano, alguien me agradeció por hacerlo sentir como en casa luego de muchos años de no ir a su natal costa, bueno todas estas opiniones me animan para seguir adelante contando los anécdotas de mi vida loca.

Desde que nacieron mis hijos, cada año ha sido mucho mejor que el anterior, y este en particular me ha dado la posibilidad de recoger muchas experiencias, conociendo gente, viajando, riendo, llorando, gozando.

Acaecía el 2 de Noviembre, cuando un correo electrónico de mis jefes me anunciaba el inminente viaje a la ciudad de Bogotá para asistir a una capacitación, bueno el año casi se acaba y este iba a ser el primer curso, por lo que semejante PAPAYASO no se podía dejar pasar. Humildemente agache la cabeza, acepte el designio de mis superiores y me apreste a realizar los preparativos del viaje: Libreta de apuntes, ropa para clima frió, y $40.000 pesos encaletados para imprevistos. En la agencia de viajes me preguntan ¿Que desea señor, Ventana o Pasillo?, a lo cual respondo, Cualquiera, porque me voy a ir durmiendo. La nave es muy cómoda, Full TV, asientos con apoya pies, sillas reclinables (con una inclinación de casi 150 grados), el imprescindible baño; así son los Expreso Bolivariano.

Bueno, me esperan 12 horas de trayecto, por lo que tomo mis precauciones, me apero de guantes, pasamontañas y cobija. Para los que no han viajado en estos buses, los dichosos cuentan con un sistema de aire acondicionado, el cual NUNCA APAGAN, así llueva truene o relampaguee, de ahí su nombre CLIMATIZADOS, entonces si se viaja de chévere el frió no deja dormir.

No ha iniciado el vuelo, cuando en la penumbra se sienten unos ruidos bastante particulares, sonidos guturales parecidos a los rugidos de un león en época de celo. Lentamente me levanto y ubico la fuente sonora, la cual resulta ser un pareja mayor, que inicio su pernoctada tan pronto posaron las nalgas en el carro. Ante la risa de los pasajeros, se escucho un seco “Uhhh”, como señal de un codazo silenciador.

No terminaba de reírme cuando alguien inicio una conversación por celular a los meros gritos, durante 5 minutos todo el bus fue testigo de las intenciones de la noble mujer, que no se cansaba de decir que ya iba viajando, que mientras tanto rezara y que no se preocupara. Bueno, esto me sumo otros 10 minutos de risa antes de pegar las pestañas.

Por fin llegamos a Bogotá, el clima resultó bastante benévolo pues no nos topamos con los gélidos aguaceros sabaneros. Me subo al taxi, se que voy para Teusaquillo, pero ohh sorpresa, en las carreras del viaje se me quedo la dirección del hotel, así que a tirar celular para que alguien en mi tierra natal se tome la molestia de buscar en un directorio y decirme a donde debo llegar, Pero Llegue ¡ Juemadre ¡

Ya en el hotel, full desayuno, baño, arreglada de ropa, 40 minutos de descanso y de salida para el lugar de capacitación. Tomo otro TAXI y vida berraca, la dirección de este sitio también se me había quedado, nuevamente a echarle mano al celular para llamar a la oficina y que alguien me oriente, Pero Llegue ¡ Juemadre ¡.

Desde mi salida de Popayán, me habían recomendado un sitio en Bogotá donde se escucha música Afrolatina, y precisamente ese fin de semana se iba a presentar una de las mejores orquestas ROLAS de Salsa, por lo que tome todos los datos del lugar en mi libreta de apuntes. El primer día del curso, terminamos pasadas las 8 de la noche, y ante el miedo de caminar con los computadores portátiles a esas horas, decidimos dejarlos junto con el resto de material en las oficinas de la empresa. Rumbo al hotel para comer, arreglarse, y a tomar un taxi para llegar al sitio de pachanga. Cuando el conductor pregunta para donde vamos, recordé que el sitio quedaba cerca del parque Nacional, pero cuando busque la dirección exacta, Vida Berraca, esta se me había quedado en la libreta de apuntes que hace unos momentos había dejado en la oficina. Por más que hicimos voltear al chofer por el parque nacional, no dimos con el bendito lugar, y debimos salir para otro sitio para no quedarnos con la gana; nuestro nuevo destino, el barrio EL RESTREPO, una especie de zona Rosa pero mas chiquita, donde se encuentran bares, griles, tabernas y sitios relacionados con la música, de todos los gustos, estilos y presupuestos, Pero Llegue ¡ Juemadre ¡

El lugar escogido se llama EL PALLADIUM, y es un templo de la SALSA. Adornando las paredes del pequeño lugar, se encuentran cualquier cantidad de afiches melómanos, y fotos del dueño del recinto posando junto a muchísimas personalidades de la música latina, como: Celia Cruz, El Conde Rodriguez, Johny Pacheco, Ismael Miranda, Tito Puentes, Rubén Blades, entre otros. El propietario del lugar, se llama Orlando, y en su actitud, vocabulario y vestimenta, refleja que lleva la música en las venas. Lo calidoso del sitio es la música, ya que se escuchan temas viejísimos, y discos conocidos pero en diferentes versiones.

Mario, mi fiel compañero, de trabajo aclaro, esa noche estaba bastante berrinchoso pues se quedo con la gana de ver la orquesta en vivo, y por mas que yo le insistía, “Mario tomate un trago”, “Mario saca a bailar esa muchacha”, me respondía “NO QUIERO”. Aprovechando un descuido de este muchacho, me levante de la mesa y me dirigí a hablar con Gustavo, al cual textualmente recite:

Gustavo, mi compañero el que se encuentra sentado en aquella mesa, es instructor de baile, de Rueda de Casino, un estilo de baile oriundo de Cuba por allá en la década de los 50. Pertenece a la compañía artística RUCAFE de la ciudad de Cali (http://www.rucafe.com), la cual en días pasados quedo como campeona mundial de ruedas de casino en la ciudad de Miami (http://www.eltiempo.com/nacion/tolima/2006-10-27/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3300794.html), seria bueno que lo invites al micrófono para que nos cuente como sucedió todo”.



Bueno regrese a la mesa, me hice el pendejo, y como si nada tome unas maracas y me goce “Las Caras Lindas – de Ismael Rivera”, de un momento a otro la música se detuvo, y por el sistema de amplificación del lugar, alguien anuncio:

“Un saludo para todos aquellos que nos visitan por primera vez, esta noche tenemos un invitado muy especial, desde la ciudad de Popayán tenemos al señor Mario, instructor de Rueda de Casino, de la compañía artística RUCAFE, la cual hace unos días se corono como campeona mundial de ruedas de casino en la ciudad de Miami, recibámoslo con un fuerte aplauso”

Solté una carcajada la berraca, inmediatamente sentí cual puñalada trapera la mirada de Mario como diciéndome al estilo Colombian Dream “Mono H……”, no le quedo mas remedio que pararse, coger el micrófono y contarle a la concurrida audiencia, como fue que sus compañeros de pasión lograron tal hazaña. Al final, solo se escuchaban “Viva Colombia”, “Viva Cali”, y claro “Viva Popayán”, acompañados de fuertes palmas, apretadas de mano y abrazos. Santo remedio, este muchacho ya hablo, se reía, tomaba y hasta bailaba, por lo que concluí que a este man le gusta la publicidad.

El último día de nuestra estadía en Bogotá, tuvimos la tarde libre para visitar Monserrate, La Candelaria, La Plaza de Bolívar, para caminar por el centro y para encaramarme a la torre Colpatria, donde reafirme mi temor a las alturas. Bueno, de los sectores que tuve tiempo de recorrer puedo decir que se encuentran muy organizados, limpios y sobre todos con bastante presencia policial, ojala el resto de la ciudad fuera así.

A diferencia de mi arribo, la partida transcurrió sin contratiempos, y puedo decir Pero Llegue ¡ Juemadre ¡.



Que delicia haber disfrutado 2.700 metros más cerca de las estrellas.