miércoles, septiembre 27, 2006

En la tierra del sombrero vueltiao

Cada día me convenzo más de que pese a todos los problemas, tenemos la dicha, fortuna y privilegio de estar en el mejor vividero del mundo. Mi Colombia, tu Colombia, es un país extremadamente rico en muchos aspectos, pero como siempre, no los reconocemos, no los aprovechamos, y lo peor aún, no los disfrutamos.

El presente relato, trata sobre todo lo que viví a mediados del mes de Septiembre, cuando estuve de correría por el departamento de Córdoba. El trayecto inicia volando Cali – Bogota durante 35 minutos, luego Bogotá – Montería, viajando a 10.000 metros de altura y a una velocidad de 800 Kms, para aterrizar en el aeropuerto Los Garzones 60 minutos después del despegue.

Antes del aterrizaje, quede sorprendido al ver la belleza de los campos, los ríos, ciénagas y tantas cabezas de ganado a lo largo y ancho del agradable paisaje; justamente en ese momento, se despierta el “Ozama Bin Ladem” que todos llevamos dentro (frase empleada por Andres López en su “Pelota de Letras”), al imaginar “a que horas se cae este berraco aparato”, pues los aeropuertos de la zona norte del país tienen el problema de botaderos de basura cerca de las pistas de aterrizaje, entonces los desprevenidos gallinazos van a parar a las turbinas de las aeronaves, lo que puede ocasionar una catástrofe. A continuación un relato de una experiencia de este tipo a alguien mas importante que yo.

OFICINA DE PRENSA FUERZA AEREA COLOMBIANA, 29 de junio de 2006

La Fuerza Aérea Colombiana, informa a la opinión publica que el día 20 de Junio de 2006, a las 13:45 horas, el avión F-28 de matrícula FAC 002, que realizaba una maniobra de aproximación al aeropuerto Los Garzones de Montería, Córdoba, fue impactado por un ave en la nariz del avión, que no implicó riesgo de seguridad para sus ocupantes, entre los que se encontraba la Señora Lina Moreno de Uribe, Primera Dama de la nación .La aeronave se encuentra aterrizada en el aeropuerto de la capital de Córdoba.

Me pareció muy curioso que una Turbina, siendo algo tan grande, potente y compleja, sea al mismo tiempo tan delicad.

Bueno, al llegar se siente un bochorno que merma los bríos, tal vez parezca exagerado, pues el mar queda como a 2 horas por tierra, pero por mas lejos que este, desde aquí ya se respira CARIBE.

Tomo un taxi para llegar a mi destino, durante 2 horas me deleito con el espectacular paisaje, atravesando los municipios de: Cereté, Cienaga de Oro, Sahagún, Chinú y finalmente San Andrés de Sotavento.

La gente costeña es muy agradable, tranquila, extrovertida, parrandera y de buen humor. Tienen fama de flojos y perezosos, pero que va, si por la experiencia que tengo, en clima caliente se trabaja a un ritmo totalmente diferente al nuestro, es que aguantarse mas de 33 grados centígrados todos los días es pa’machos. Su acento es inconfundible, la abreviación de las palabras los hace muy singulares, por ejemplo: MADRE = MAE, COMPADRE = COMPAE. Su color de piel es trigueño, curtido por los rayos solares. Varias mujeres (del interior del país) con las cuales tuve el gusto de hablar, se refirieron a sus maridos costeños en los siguientes términos: Parranderos, Machistas, Infieles pues hombre que se respete tiene la propia y 2 más, eso asociado a los hijos, donde tienen varios con la misma pero en diferente mujer. Su contraparte por el contrario, se define como trabajadora, responsable y quien vela por los pelaos.



Durante toda mi estadía, observe cosas muy particulares y que se repetirían por doquier. Se ven muchísimas casas construidas en Bahareque (Paredes de palo y barro) y un techo como de paja, que en realidad es de una palmera llamada Palma de Vino. Estas casitas pueden parecer a simple vista muy rusticas y precarias, pero son mas frescas que cualquier mansión último modelo. Dependiendo de la calidad de la construcción, el techo puede durar entre 3 y 7 años, con algunos cuidados mínimos, como el echarle algunos productos para evitar que les entren animales, sobre todo los murciélagos que son amantes de pernoctar entre sus hojas.

Otra cosa curiosa es la cantidad de burros que se ven, estos jumentos son todo terreno y multi-utilitarios, ya que los emplean como herramienta de trabajo, medio de transporte y fiel consorte en momentos de calentura. Veamos cada caso. Como herramienta de trabajo ya que sobre sus lomos llevan pesadas cargas de todo tipo, bultos, galones e inclusive otros animales. Como medio de transporte porque llevan a cuestas a sus dueños para todo lado, podría pensarse que es la moto del pobre. Y dentro de su innegable nobleza, actúan como una Odalisca costeña, al permitir los ademanes y bajos instintos de sus jefes. Respecto a esta ultima parte, me causo mucha gracia la forma tan descomplicada que tienen los costeños para referirse a su predilección por la zoofilia. Parece que la libido costeña es proporcional al clima, y ahí no se salvan: Burras, Mulas, Yeguas, Terneras, Puercas y hasta Gallinas, como quien dice, “todo lo que eche sangre se come”. Me reí hasta más no poder, mis lágrimas alegres refrescaban las mejillas, al escuchar cosas como:

  • Aja compadre, yo he tenido muchas novias y amigas especiales en mi vida, pero como olvidar a mi primera burrita.
  • La burrita es como tu mujer ideal, nunca te dice que no y además no jode.
  • Claro primo, míra que a una gallina le sale un huevo de sipote tamaño, ahora imagínate no mas que tanto le puede entrar.

Algo más interesante, existen técnicas de seducción dependiendo de la especie involucrada.

  • Las burras se amarran (para que no se muevan), se manean (se les amarran las patas para que no pateen), y se acarician de cierta manera como buscándoles el punto G, para ayudarles a que cooperen, y en cierto momento con las orejas demuestran complacencia.
  • Para las terneras, se les soba la barriga con una rama para que estas se agachen un poco, ya luego en la fogosidad del acto, se les rastrilla el lomo con un palo y bueno, ahora si cojanse carajo.
  • Dicen que las mejores son las mulas, son mas finas.

Yo no se si estos costeños me estaban tomando del poco pelo que me queda, lo cierto es que esta versión me la corroboraron 3 personas diferentes en momentos y lugares distintos. Bueno, admiten que a hoy, esta práctica ya no es tan frecuente, pero quien les va a creer si tienen ya la fama ganada en todo el país, “! Aja ¡ costeño mama burra”.



El tranquilo burrito es noble pero no pendejo, son de cuidado y también respeto. Al momento de ponerles carga o subírseles, pueden morder, me imagino que tiene que doler como un carajo, o a quien en el colegio no le metieron el temido pellizco llamado “La mordida del burro”. Como andan por todo lado, son causantes de accidentes de tránsito, por eso los carros como medida de protección, llevan en su parte delantera un Bomper o Parachoques grande, robusto y resistente, para poderlos embestir y que el automotor no se dañe, de ahí vienen los “MataBurros”.

Semejante tierra tan prolifera, es una pena que tenga problemas con el agua potable; Durante mi estadía en San Andres de Sotavento, en una tarde de aguacero, presencie como la gente sale de sus casas a llenar tarros con agua lluvia, la cual recogen de los tubos que salen de las canales de los techos o terrazas.

Algo que me encanto y que anhelo algún día practicar, es la costumbre que tienen las familias cuando al llegar la noche y se acercan las frescas brisas vespertinas, salen a los antejardines, andenes y zaguanes de sus casas, para compartir de una amena charla. Algunos sacan sus hamacas, sillas, cojines o simplemente sentados a cuero limpio en el piso. Es el momento adecuado para estrechar los lazos familiares, para conocer al vecino, pues cuantos de nosotros desconocemos quien nos rodea.



En esta región de país, se ven comunidades indígenas de las etnias ZENU y EMBERA KATIOS. Conocí la historia de MANEXKA, una indígena ZENU que tenia un solo ceno, con el cual alimentó y crió 15 hijos. Esto me ponía a pensar en su proeza, esta mujer fue una berraca, pues si con una sola pucheca hizo todo lo que hizo, muchas veces nosotros con 2 no nos damos abasto, al fin al cabo “Sin tetas no hay paraíso”. Algunos utilizan una especie de sandalias muy sencillas, llamadas ABARCAS, me imagino que con ellas en ese calor se evitan las medias y el talco.



Estando en la cuna de nuestra artesanía nacional, el sombrero vueltiao, forcé mi cronograma de trabajo al máximo, para tener un tiempo libre y poder indagar más al respecto. Viaje a una localidad llamada TUCHIN, centro artesanal por excelencia, donde se puede comprar a buen precio: sombreros, bolsos, billeteras, aretes, pulseras, anillos, vestidos, correas, estuches para el celular, bueno en fin lo que se quiera. Aquí acuden los hijos del presidente Uribe, a comprar la materia prima para su negocio de exportación de artesanías (http://www.salvarte.com/). El material en el que se fabrica toda esta maravilla es de una planta llamada Caña Flecha, la cual se da durante todo el año. Los ZENU tienen toda una técnica especial para cosecharla, secarla, teñirla (pues los colores son a base de sustancias naturales) ,tejerla, coserla. En todo este proceso intervienen varias personas. Para constatarlo, visite una de las fábricas más representativas de la región, ahí se ven fotos de personalidades, y uno de los empleados me cuenta que de ahí han salido sombreros elaborados especialmente para el Presidente, Diomedes Díaz y otras personalidades de la región, del país, e inclusive del mundo. Espero no equivocarme al explicar el proceso de fabricación del sombrero. La caña flecha es tejida en diferentes formas y utilizando diferente cantidad de hebras. A mayor cantidad de hebras, el sombrero es mas fino y mas liviano (claro pues las pajitas son más delgadas). Existen entonces tejidos típicos como el quinciano, el veintiuno, el diecinueve, el veintinueve. Con estos tejidos se arman unas tiras largas, las cuales luego de manera circular van siendo pegadas con maquina de coser hasta darle la forma al sombrero, de ahí su nombre, vueltiao, porque es formado a partir de vueltas. Es un sombrero elegante y para toda la vida, eso si, el cuidado principal es no mojarlo porque el material se decolora. Tuve en mis manos sombreros de muchas formas, colores y también valores, el más sencillo cuesta $17.000, y de ahí para arriba hasta $300.000 e inclusive más dependiendo de la exclusividad.



Ya como epilogo de esta aventura, no podía regresar sin visitar el mar, y que mejor lugar para hacerlo que Punte’Piedra. Este lugar queda como a 5 KMS después de Cobeñas, las arenas son blancas, claras, limpias, el mar es cristalino y poco a poco va tomando una tonalidad verde esmeralda. Existe cualquier cantidad de hoteles y cabañas para todos los gustos, y estos quedan a tan solo 30 metros del oceano. A cualquier hora el agua es calida, fresca y sobre todo relajante, es una pena tener tan poco tiempo para disfrutarlo. A lo largo de la playa se observa la recursividad criolla: quién hace las trenzas, la que hace masajes con aceite de coco, el señor que vende los collares, pulseras y aretes de una piedra llamada Tayrona, quien a punta de conchas y caracoles ha elaborado figuras de diferentes formas y tamaños, quienes alquilan hamacas, los que alquilan toldas para protegerse del sol, bueno en fin. Pude contemplar los cangrejos saliendo de los huecos en la arena, los pelícanos volando rasantes sobre el mar, unos pajaritos que cuando se va la marea caminan y picotean la arena, pero cuando regresa la ola salen corriendo en pura berraca, y así se la pasan todo el tiempo. Este es un paraíso terrenal, lastima no estar acompañado para disfrutarlo mucho mas.

Solo me queda agradecerle a la vida por darme la oportunidad de vivir y compartir estas experiencias, y como reza el adagio del carnaval de barranquilla, Solo quien lo vive, es quien lo goza.

miércoles, septiembre 06, 2006

¡A estrenar se dijo! (Crónica de un atraco anunciado)


El pasado Lunes 14 de Agosto del 2006, me levante como de costumbre muy temprano en la mañana, para atender los compromisos del día, esta vez me encontraba en la ciudad de Guayaquil (Ecuador), dispuesto a emprender el viaje de regreso hacia mi amada Colombia.

El día empezó algo raro, salí del apartamento a las 6 AM a tomar un taxi que me llevara al aeropuerto. Pasaron 5, 10, 15, 25 minutos y nada que asomaba ningún condenado carro de servicio publico. Como es costumbre en el ecuador, un carro particular paro y ofreció llevarme por 3 dólares. Bueno, que podía hacer, el tiempo apremiaba y no había de otra. Me subí con la enorme maleta de ropa, y el morral con el computador portátil y documentos de trabajo. Arranca el carro, sigue derecho, cruza, baja, acelera, para, mientras tanto reviso el tiquete para ver los datos del vuelo. Como a los 10 minutos de trayectoria, me dio por levantar la mirada y oh gran sorpresa, al ver que estaba transitando enfrente del mismo semáforo donde hace tan solo unos momentos había tomado el servicio. Me entra la berraca piedra, pues no es justo que por ser uno extranjero (¿será acaso que mi porte europeo me delata?) le vean a uno la cara de pendejo; En aquel momento de rabia, no quise decir nada, pues me exponía a que me dejaran tirado quien sabe en donde, ahí están las consecuencias de un servicio informal. Una vez en el aeropuerto, pague con un billete de 5 dólares, y empieza el chofer a meterse la mano en todos los bolsillos, abre la guantera, me mira, se sonríe mientras junta monedas de todos los tamaños y colores, para finalmente pasarme solamente 1 dólar y decirme que no tiene mas regreso. Al final, la carrera salio por 4 dólares.

Bueno, luego de semejante marraneada, hago mi resignado pero triunfal ingreso al nuevo y modernísimo aeropuerto de la ciudad, una construcción muy grande, funcional y bonita. Hago mi registro, paso a la sala de espera, me como algo liviano mientras aguardo la orden de abordar. Por fin inicia el vuelo a las 8 AM, en medio de una mañana despejada, buena visibilidad, buen clima. El aterrizaje en Quito es espectacular, a lo lejos se aprecian majestuosamente 2 hermosos volcanes nevados, el Chimborazo y el Cotopaxi. Son las 9 AM, desciendo del avión para salir del aeropuerto y reingresar por otra puerta a una pequeña sala de espera. El siguiente vuelo es a las 11 AM, tengo 2 horas para matar el tiempo. Recorro los muelles nacional e internacional, leo un par de capítulos de mi fiel compañero de viaje El Libro de la Salsa”, escucho música, trato de recrear la vista con el poco material rajado disponible. 11:15 AM, inicia el trayecto final, Quito – Tulcán – Cali.

Llego a Cali, recibo el equipaje, cansado y con hambre tomo un colectivo rumbo al Terminal de Transportes para emprender por tierra el trayecto final a casa, por fin estoy 194 kms más cerca de mi destino. Una vez en el Terminal, compre 3 tiquetes en VELOTAX, pues mi última actividad tenia que ver con recoger a mis hijos que por motivo de vacaciones escolares, se encontraban pasando vacaciones hace algunos días en la ciudad.

El conductor del transporte me dice, si quiere compre el otro tiquete y arrancamos ¡ya!. De nada valió el cansancio, el calor, el hambre, el tener la plata para pagar el cupo completo, preferí esperar a que llegara otro pasajero para que arrancáramos. En un momento cualquiera, llega una persona y le habla al oído al chofer, inmediatamente un joven no mayor de 25 años se ubica en el asiento de adelante, junto al conductor, e inicia nuestro viaje.

Saliendo de la ciudad, entablamos un coloquial dialogo, comentando acerca de las obras del sistema de transporte masivo “MIO”, del clima, y no podía faltar, de la situación del país. En una de esas, el otro pasajero empieza a denigrar de la Policía, y al parecer por lo que alcance entenderle, pues no se hacia referencia a situaciones puntuales, en el Terminal las autoridades le acababan de decomisar un dinero. Los 2 de adelante (conductor y copiloto) siguieron hablando en voz baja sobre el tema, mientras tanto yo disfrutaba el viaje con mis hijos.

Luego de 2 horas de trayecto, por fin entramos a mi entrañable ciudad blanca, se siente el cambio de clima, el cambio de paisaje. Empezamos nuestro descenso por la carretera del Tablazo, giramos a la izquierda para tomar el Puente Viejo de Cauca; A los pocos metros de la empresa Friesland, nos pasaron lentamente 6 tipos en 3 motos, cada uno portando el casco obligatorio lo que dificulta identificar si se trata de algún conocido. De un momento a otro, el parrillero de la última moto se acerco a la ventanilla del chofer y levanto su chaqueta para desenfundar una enorme pistola, con la cual forzó la detención del vehículo. Ante este inesperado suceso, todos los ocupantes del taxi reaccionamos de manera diferente. El chofer se cogió la cabeza, el pasajero del puesto de adelante presintiendo tal vez que lo iban a matar o secuestrar, que se yo, ágilmente y de una manera valiente o cobarde, aun no lo se, cayo sobre mis piernas, justo en medio de mis hijos; entre tanto yo abrazaba fuertemente a mis retoñitos para protegerlos.

Utilizando palabras del mismo calibre de las armas, los asaltantes preguntaban insistentemente “Donde esta la maleta, Donde esta la maleta”, una señal inequívoca de que el botín ya había sido definido desde el mismo momento de nuestra salida de Cali. El chofer fue obligado a bajarse bruscamente del carro para abrir la cajuela. Cada uno de los matones, tomo una maleta: La del chofer, la del otro pasajero, y vida berraca, la mía. No se como carajos hicieron para seleccionar cuales llevarse, pero ya con el tesoro en sus manos, rápidamente se montan en su motos para emprender la huida; ya cuando estaban arrancando solo atine a decir “Hermano, esa es mi maleta”, con lo cual solo conseguí que uno de ellos se volteara, y me apuntara justo a la cabeza, humildemente y como perro regañado, baje la cabeza, cerré los ojos y que se lleven lo que les de la gana.

Calculo que esta operación de comando (porque se encontraba meticulosamente calculada), sucedió en tan solo minuto y medio, a plenas 5 de la tarde, en una vía principal, transitada, en medio de barrios residenciales.

Los primeros instantes son muy traumáticos, por más sereno y tranquilo que uno sea, no se puede evitar pensar en muchas cosas, se generan muchos interrogantes, se piensa que se hizo mal o dejo de hacer para que justamente esto le pase a uno. Hasta el día de hoy, me ronda en la cabeza:

  • * Si el otro pasajero del taxi hubiera estado armado, y le de por reaccionar, nos matan a todos.
  • Donde el chofer o el otro pasajero, opongan resistencia, nos matan a todos.
  • * Donde pase la policía y se produzca un intercambio de plomo, nos matan a todos.
  • * Donde quisieran sicariar o ajusticiar al otro pasajero, llevamos del bulto todos.

Bueno, pero ¿porque tanto alboroto si gracias a dios no nos paso nada a mis hijos y a mi?, pues bien, porque tan solo me robaron: 6 Pantalones, 6 camisas, 7 camisetas, 1 Jean, 1 par de zapatos, 1 chanclas, 1 pijama, 1 loción, 1 canguro, 6 Interiores, 6 pares de medias, 1 toalla, la Gel para aplacar mis indómitos rizos dorados. Se llevaron mi mejor ropa, alguna de ella, la había comprado tan solo unos días atrás en vísperas del primer viaje al ecuador, como quien dice, aun la estoy pagando pero no la estoy disfrutando, otra me la habían regalado para mi cumpleaños y para el día del padre.

Con el transcurrir de los días, todo vuelve a la normalidad, y es hora de continuar el camino esta vez mejor que antes, tomando el lado bueno de las experiencias, imitando al legendario Fenix, me decidí a tener un cambio de apariencia. Consiguiendo dinero prestado y utilizando tarjetas de crédito, realice una inversión “obligatoria” para renovar el ropero, combinando exquisitas prendas de diferentes orígenes, colores y texturas: Versacce, La 13, Oscar de la Renta, Luber, Ginno Pascali, La Bodega, Variedades Amparo, EverFit, Giorgio Armany.

Esta nueva etapa empezó a caminar a partir del 4 de Septiembre, y la verdad me siento muy bien vistiéndome todos los días de corbata. Vivimos en una sociedad materialista, donde apegándonos al refrán de “lo importante no es ser si no aparentar” he podido constatar que la corbata pesa. Es increíble el impacto que esta genera, ya la gente te mira distinto, no falta el desapercibido que te dice “Doctor”, no te hablan a los gritos ni de mala gana, en fin.

Solo me resta por decir, que no deseo que otra persona pase por una situación de estas. Al inicio para mis hijos y para mi, fue algo muy traumático, pero hoy veo que fué una excelente oportunidad de cambio.