domingo, septiembre 30, 2007

Puerto Arruga

Este segundo semestre ha sido un cúmulo de experiencias inolvidables, preparadas con el mismo sazón de siempre, momentos muy buenos y chispazos malos.

A mediados de Junio, en una espectacular operación de comando, me robaron el celular mientras andaba en mi bicicleta rumbo al trabajo. Hay que reconocer lo bueno sin importar su fuente, 2 muchachos en moto se me acercan en movimiento y en tan solo 3 segundos me cortan el estuche de cuero en el que llevo el adminículo. Vida berraca, me despojaron de mi amigo de muchas batallas y compinche de aventuras, pues en el quedaron registrados inmemorables recuerdos. Superados los agrios instantes de este papayaso, repongo el celular por uno de última tecnología y mucho más chévere que el anterior, ahora tengo un Sony Ericsson W610i.


Como si esto fuera poco, la vida me recompensa con un intempestivo viaje a la ciudad de Cartagena, actuando como coequipero de mi jefe durante la visita a un cliente. Cartagena de Indias, tesoro invaluable del mundo, que ciudad tan bella. Su sector amurallado, el imponente castillo de san Felipe, los zapatos viejos, la India Catalina (sin importar que ahora haya sido reubicada cerca a una galería). Es una perfecta combinación de lo moderno con lo tradicional, siendo este último aspecto una infinita fuente de inspiración para muchos artes y haberes. Como no disfrutar de la playa, del calido mar caribe, probar las rudas y ásperas manos de las morenas que ofrecen masajes esparciendo aloe vera por todo el cuerpo, apretujando en uno que otro lado argumentando que por medio de la Reflexología es posible detectar muchos males de la carne. Resulta tan bueno el amasijo, que las negras garantizan satisfacción completa con la siguiente frase “Ahora si cachaco, quedaste para que te entregues a las alas del amor, practiques el Bongoliao, el salto del tigre, la silla coja…”, para mis adentros pienso que de toparme con una libidinosa mole color caoba, tendría que canalizarme algúnas vitaminas o llevarle unos 2 amigos para no quedarle mal.


Hacia finales de agosto, gracias al empuje de mi esposa sarita, adquirimos una moto AKT 110, más que por lujo o capricho, como una necesidad para disminuir los costos de transporte en nuestro diario laborar. Para disfrutarla como dios manda, salimos de viaje para las termales de Agua Tibia (Coconuco – Cauca). Esta es la primera oportunidad que tengo de manejar un vehiculo en carretera, y la verdad me fascino. Sentir la brisa en la cara, el gélido viento entrando por las mangas de la chaqueta y las piernas, contemplar el paisaje, detenerse en la carretera a comprar productos, es algo sensacional.

Estas termales se diferencian de sus similares de Agua Hirviendo, por ser más frescas y no tener el molesto olor a azufre. El sitio cuenta con un par de piscinas a diferentes temperaturas, y un extenso tobogán que remata en un poseta unos metros por encima de un gran lago de agua helada.

Una vez se toma posición estratégica en el agua, no provoca ni tampoco conviene salirse, pues la constante brisa en un segundo te penetra hasta los huesos. Se pueden pasar horas y horas contemplando las montañas que circundan el lugar, mirar las cambiantes nubes, y entender como hacen las vacas para pastar en lomas que tienen más de 45º de inclinación.

Bueno, empieza a llegar más y más gente, cuando de un momento a otro la piscina se encuentra llena de un montón de señoras septuagenarias, provenientes de una excursión de la ciudad de Cali. Todas desfilan sin pudor sus llantas, las varices, las cicatrices, los vestidos de baño de la década del 40, y morrongamente es posible detallar las diferentes tonalidades de sus encías, es decir TODAS TIENEN PUENTE ¡. Ya entrado en confianza con las cuchachas, nos echamos cuentos, nos interrogamos, hasta que una de ellas me dice, oiga mi señor, ¿y usted es pensionado de donde? Ja Ja Ja, será que estoy tan acabado como para que no distingan que apenas corone el tercer piso?

Finalmente las señoras coinciden en que esta reunión de personas maravillosas, debería bautizarse como Puerto Arruga, pero no entendí si yo también clasificaba.