jueves, diciembre 13, 2007

Renacer

Juemadre, ahora si me siento muy contento y satisfecho conmigo mismo, ayer pase uno de los mejores momentos de este año. Gracias a Dios, hace un par de días tuve la oportunidad de conocer un lugar donde conviven menores de todas las edades y de diferentes partes del país, con una situación particular, no tuvieron las mismas oportunidades que tu o yo; por cosas del destino, algún tipo de dificultad económica o social le impide a sus familias brindarles las condiciones mínimas de estabilidad física y/o emocional. En este lugar, un excelente grupo humano, les brinda el cariño, afecto, y orientación que necesitan para formarse como personitas de bien.

En medio de una reunión entre los empleados de mi empresa, la subgerente sugirió que realizáramos una obra social con las personas de este lugar, a lo cual todos accedieron. El requisito para participar fue muy sencillo, cada uno debería apadrinar un niño. En un tarro se introdujeron los papeles con los nombres de los 74 niños y niñas entre 4 y 14 años. Cada padrino voluntariamente le brindaría a su ahijado: 1 muda de ropa, 1 Juguete y/o útiles escolares. Todos mis compañeros fueron desfilando hasta el mágico recipiente, para conocer el nombre del afortunado niño. Muchos tomaron un solo papel, varios de nosotros tomamos 2, inclusive hasta 3. Al finalizar la primera ronda, quedaron 27 niños sin apadrinar. Ahora, la misión consistía en conseguir que más personas se sumaran a esta iniciativa, de manera que todos los muchachos quedaran cubiertos; Finalmente, entre amigos, familiares, conocidos, clientes, logramos el objetivo.



Llego el anhelado día, uno a uno fueron apareciendo los regalos, meticulosamente se fueron organizando de acuerdo a la lista de muchachos, garantizando que no quedara ninguno de los chicos por fuera.




Antes de partir, es el momento de mi transformación, por un instante me desprendo de mi armadura de esbelto y guapo ingeniero, para transformarme en un moderno y bonachón Papá Noel, quien será el encargado de encabezar la caravana de amor y alegría, compuesta por 6 motos (con parrillero) y 4 carros (repletos y cargados hasta el capacete).



Luego de un corto trayecto (porque en esta querida ciudad todo es cerca), hacemos nuestro estruendoso arribo al lugar. Uno a uno empiezan a salir los chiquillos, quienes asombrados ven como papa Noel se acerca a saludarlos.




Una vez adentro, es una locura, todos los niños quieren saludar al viejito barbudo, lo abrazan, le tocan las piernas, las nalgas, la barriga, le jalan la barba, le zafan el cinturón, todo para ver si es verdad que Papá Noel se acordó de ellos. Luego de tanto revuelo, ahijados y padrinos se concentran en el patio interno, hacemos un gran círculo donde nos presentamos, y damos paso a una sesión de recreación dirigida.


Seguidamente, escuchamos una misa en acción de gracias, orientada por el padre Leandro, quien gentilmente nos acompañó en esta causa. Este acto litúrgico tuvo varios momentos especiales, que me arrancaron un par de lágrimas:

  • Después de la homilía, los chicos en sus peticiones agradecían espontáneamente el gesto de que nos hubiésemos acordado de ellos.
  • Al finalizar la celebración, los dueños de la empresa obsequiaron al hogar una imagen de nuestra señora de Guadalupe (precisamente hoy 12 era su día). Cuando el mentor y motor del hogar, la madre Sor Ines lo recibió, su primera reacción fue tomarlo en sus arrugaditas manos, voltearlo hacia el publico, y levantarlo vigorosamente, para que acto seguido, todos aplaudieran emocionadamente.

Al salir de la capilla, los chicos son invitados al comedor para que degusten un enorme y suculento perro caliente acompañado de gaseosa, preparado por varios de mis compañeros. Mientras tanto, se anima la celebración con las melodiosas notas de nuestra chirimía, “La Sonora Sitiseña”. Cuando todos han terminado de comer, convergen de nuevo en el patio para bailar, cantar, o tocar algún instrumento para cogerle el ritmo a la melodía interpretada.

Por fin llega el momento mas esperado por todos, Papá Noel avisa que todos los niños que se hayan portado bien, recibirán un regalito. Poco a poco, los nombres de todos y cada uno fueron pronunciados para que se hicieran presentes a recibir su detalle: Linda princesa, Sandra, Carol, Yohan, Alexander, Daniel, David, Fernanda, Maicol, Stiven…..



Ver las tiernas sonrisas de los niños y sus espontaneas manifestaciones de ternura y cariño, sentir y contagiarse de la alegría de todos ellos, le alegran la vida a cualquiera, es un antídoto y desintoxicante natural pero efectivo, para salir de la monotonía en la que vivimos inmersos.

Antes de partir del sitio todos los chicos y chicas del hogar, se reunieron y cantaron fuertemente una conmovedora canción, inmediatamente como una reacción química se empiezan a escuchar los sollozos, las carrasperas, y varios suben disimuladamente las manos para tocarse los ojos.

Ya de regreso en nuestros cuarteles, me despojo del pesado y caluroso traje, adios botas, polainas, cinturon, gorro, barba, pantalon, camison, camisa y pantalon de relleno de guata, medias. Todo quedo tan mojado de sudor que fue necesario empacarlo en una chuspa. Respiro profundo, y nuevamente enfundo mi armadura.

Estos son algunos de los artífices de este genial momento.

Todo este mágico suceso, ocurrió en tan solo una tarde en la fundación RENACER, ubicada a un costado de la variante norte de Popayán.

Pero que sigue ahora? Este es el inicio de una jornada de apoyo permanente a los chiquillos. En verdad juntos podemos lograr muchas cosas grandes iniciando con gestos muy pequeños.

Si alguno de ustedes, mis amigos, quiere complementar y fortalecer esta iniciativa, por favor pongase en contacto conmigo para que se sume a la campaña de recolección de ropa, comida,utiles, juguetes y demas elementos que estos muchachos y sus colaboradores necesitan.

Hay tanto por hacer, desde ya estoy pensando en como lograr por ejemplo: la construcción de una cancha multiple de deportes, la dotación de una sala de computo, la conformación y dotación de un grupo musical y de danzas, una biblioteca, unos talleres, etc.

Querer es poder, pero sobre todo HACER. En verdad no puedo irme de este mundo sin dejar una huella... Si es posible atender el llamado que hace muchos años hizo el fundador del movimiento Scout, "Tratad de dejar este mundo en mejores condiciones de como lo encontraste ...."