sábado, diciembre 10, 2005

Capada Intelectual

En este año que ya acaba, pienso que uno de mis mejores aciertos ha sido el descubrir y atreverme a explorar este asunto de los BLOGS, me ha parecido súper y sobre todo ha despertado mi vena escritora.

Lo mas bonito de escribir, es que a través de la pluma puedo expresar lo que representan y causan en mi los anéctodas que a diario afronto.

Cierto día, por pocas horas asumí el rol de trabajador del campo, participando en uno evento cruel, salvaje, pero necesario, la “Castrada” o “Capada” de unos toros.

El que no diga que es cruel, que se arriesgue a una cirugía sin anestesia. Quien piense que no es salvaje, que se deje inmovilizar para que otro pendejo se le trepe a hacerle de todo. Y para los que se preguntan porque necesario, pues cuando se tiene ganado con fines de lucro, los toros deben caparse para que no se alboroten en la época de celo de las vacas y ganen algo mas de peso, pues el negocio es sencillo, a mayor peso, mayor ganancia. Así es la vida en el campo.

Al finalizar la ardua jornada, probé el trofeo conseguido, los testículos en un rico guiso acompañado de papa y arroz; veía la cara de tristeza y dolor de los animales, y por un momento me sentí uno más de la manada, al pensar que después de este trabajo el animal no vuelve a ser el mismo.

Bien, ahora la pregunta es, ¿cual ha sido el suceso determinante en mi vida para mermar mis bríos, mis sueños, mis ilusiones, mis ganas de hacer más y mejores cosas, de arriesgarme, de aprender? Me he convertido en uno más de la manada, dejándome llevar por el instinto del colectivo, o peor aún, por lo que determine alguien que no conozco.

Cuando se introdujo la filosa navaja en mi cuerpo, para arrancar de raíz los tejidos y demás arandelas que protegen mi “INSPIRADERO”.

Que me motiva ¿ o mejor que ya no me motiva a hacer las miles de cosas que antes si. De chico soñaba con ir a la luna, con ser bombero para salvar muchas vidas, de tener un carro para recorrer y conocer el país, de conocer disneylandia.

Es acaso nuestra sociedad de consumo la que me impone unas metas que no quiero del todo lograr. Será acaso la enfermedad del siglo, el “ESTRESS” en el que me escudo para no pelear mis sueños y ambiciones.

Es el temor de la situación de país donde el dinero y bienes de uno, se vuelven la codicia de otros, la que me pone a pensar “Para que hago X o Y cosa si después otros vienen y se lo llevan”.

Será que alcanzar la treintañes es así de duro ¿ por eso chuchito solo duro 33 abriles ¿.

Vida berraca, el tiempo se me acaba y no encuentro la respuesta.